Beneficios de la lactancia materna en la salud bucodental del bebé

¡Hola a todos de nuevo! En este nuevo post os vamos a hablar de cómo afecta la lactancia materna a la salud bucodental del bebé. ¿Queréis saber más? ¡Adelante!

La lactancia materna es la mejor fuente alimentaria que un bebé puede recibir durante sus primeros meses de vida. Además de nutrientes, la leche materna aporta al niño todo lo que necesita para prevenir problemas de salud (debido a que, en una etapa tan temprana, aún no ha desarrollado su inmunidad a los agentes externos causantes de enfermedades) y, también, facilita que se establezca una relación con la madre que favorece su desarrollo psicológico.

Sin embargo, como odontopediatra, ¿por qué recomiendo la lactancia materna? Porque favorece el adecuado crecimiento de la mandíbula, el desarrollo de la musculatura y una posición de la lengua favorable. Esto se debe a que el bebé, durante la alimentación, realiza una gran actividad de los músculos faciales y masticatorios y, debido a este intenso trabajo que realiza para obtener el alimento desde el pecho materno, estimula favorablemente el crecimiento de todas las estructuras craneofaciales y tiene una acción beneficiosa en general.

Pero, ¿qué ocurre con la lactancia con biberón? Cuando la lactancia se realiza con ayuda de un biberón, independientemente de que la leche sea materna o de fórmula, el niño necesita realizar una actividad muscular menos intensa para la obtención de la leche puesto que ésta fluye desde la tetina de una forma más rápida y sencilla. ¿Por qué? Porque la lengua del pequeño permanece baja y adelantada, los rodetes y la musculatura de los labios no oprimen la tetina y, por ese motivo, apenas hay acción muscular.

Si la decisión familiar es la de utilizar biberón, desde Clínica Dental Boquicas aconsejamos a los padres que, antes de todo, se aseguren de que el flujo de la tetina no sea demasiado grande y, además, que los agujeros sean pequeños. ¿Para qué? Para que el niño tenga que realizar un mínimo esfuerzo para obtener la leche. Por eso, recomendamos no cortar la punta de la tetina porque, aunque es una forma cómoda porque la toma requiere menos tiempo, no es bueno para el niño. Además, en algunos casos, esta situación hace que el niño ponga la lengua en el agujero de salida o, incluso, huya de la tetina para evitar un caudal excesivo de leche. 

 ¿Influye la frecuencia con la que se alimenta al niño en la aparición de caries?

Cuando se trata de un recién nacido, la frecuencia de alimentación la marca el pequeño por los intervalos que necesita para realizar la digestión de forma adecuada. Así, el niño establece su propio patrón de alimentación que, en la mayoría de los casos, suele ser cada 2 o 3 horas. Conforme el niño va creciendo, los intervalos entre comidas aumentan tanto durante el día como durante la noche. Esto no siempre se cumple y hay casos en los que los niños demandan alimento (pecho o biberón) en porciones pequeñas con una frecuencia casi continua. Esto resulta muy perjudicial para el niño desde el momento en que empiezan a erupcionarle los dientes y deja de ser exclusivamente lactante.

Además, la alimentación sin los intervalos adecuados tiene un efecto nocivo para la salud bucal. Si cuando empezamos a incorporar alimentos sólidos a la dieta del bebé decidimos continuar con la lactancia, ya sea pecho o biberón, hay que recordar que tanto la leche materna como los preparados artificiales contienen hidratos de carbono en forma de lactosa, lo que aumenta su potencial a producir caries. Por ello, es importante tener en cuenta que cualquier alimento no dado con la frecuencia adecuada tiene potencial para el desarrollo de la caries, incluida la lactancia.

A pesar de que la leche materna contiene elementos protectores frente a la caries, cuando estamos continuamente haciendo un aporte de pequeñas cantidades de leche, se produce un descenso continuo del pH de la boca del bebé y ese efecto protector es insuficiente. Lo recomendable sería hacer coincidir la toma de lactancia dándola seguidamente a la comida y no hacerlo a modo de picoteo entre comidas. Sobre todo, es muy importante no dejar el pecho o el biberón al pequeño durante toda la noche.

 

Consejos para una adecuada lactancia

- En un recién nacido, ofrecer alimento cuando el pequeño lo demande. Se suele saber por sus movimientos de cabeza y cuerpo buscando el pecho, y que preceden al llanto.

- Una vez iniciada la toma, hay que intentar alimentar al pequeño el mayor tiempo posible, intentando que no se quede dormido antes de tiempo. La composición de la leche materna va cambiando, siendo más rica en agua e hidratos de carbono al comienzo y con un mayor contenido de grasas al final. Si conseguimos que la toma tenga la duración adecuada, el niño se beneficiará de todos los nutrientes de la leche, que quede saciado y que no demande el pecho de forma continua.

- Tanto la leche natural como la artificial contienen hidratos de carbono. En la lactancia artificial, la variación de hidratos de carbono cambia en función de la cantidad y composición del preparado, siendo constante durante la ingesta de todo el biberón.

- La leche materna sufre cambios a lo largo del tiempo para ajustar los nutrientes a las necesidades del niño y, por eso, la cantidad de lactosa no se modifica a lo largo de los 10 primeros meses, pero va aumentando a partir ese momento.